30 septiembre 2009

EL objet trouvé:

En este mismo sentido hay que interpretar la poética del objet trouvé(o ready made), como ya habían propuesto a comienzos del siglo artistas como Duchamp. El objeto tiene una existencia independiente, pero el artista actúa como el que, paseando por una playa, descubre una concha o una piedra pulida por el mar, se les lleva a casa y las coloca sobre la mesa, como si fueran objetos de arte que revelan su inesperada belleza. Así sa han “elegido” como esculturas un aparato para escurrir botellas, una rueda de bicicleta, un cristal de bismuto, un sólido geométrico antes usado con finalidad didáctica, un vaso deformado por la acción del calor, un maniquí, e incluso un mingitorio.
No cabe duda de que en la base de estas operaciones de selección existe un propósito provocador, pero también existe la convicción de que todos los objetos (incluso el más indigno) presenta aspectos formales a los que raramente presentamos atención. En el momento en que son aislados, “encuadrados”, ofrecidos a nuestra contemplación, estos objetos se cargan de significado estético, como si hubieran sido manipulados por la mano de un autor.

Historia de la Belleza, Umberto Eco, traducción de Maria Pons Irazazábal, novena edición: febrero de 2008. Título original: Storia della belleza, impreso en Italia. Editorial Lumen, S.A.

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